Realmente ésta es la tarta de queso más ligera y esponjosa que he comido. Tiene una elaboración muy sencilla, el único inconveniente es el baño maría, pero se puede solucionar colocando una cazuela más pequeña dentro de otra más grande con agua, yo lo solucioné colocando un cuenco de pyrex dentro de la cazuela y me ajustaba perfecto sin moverse y así poder mezclar bien con el batidor. El molde lo forré con papel, pero si solamente ponemos la base también es idóneo porque una vez cocido se desprende muy fácilmente de las paredes. Otro punto importante es que una vez acabada la coción lo dejé dentro del horno con la puerta un poquito abierta, y cuando lo saqué le di la vuelta para que se acabara de enfriar, con ésto conseguimos que no se desinfle tanto.
Ingredientes:
6 huevos
250 grs. de queso Mascarpone
50 grs. de queso crema
150grs. de azúcar
50 grs. de mantequilla
100 ml. de leche
40 grs. de harina
40 grs. de fécula de maiz
Una cucharada de esencia de vainilla
Pizca de sal
1/4 de cucharadita de cremor tártaro
Calentamos el horno a 160°.
Forramos un molde rectangular grande, el mio de 31x22, con papel de hornear engrasado.
Tamizamos las harinas junto con la sal.
Separamos las claras y las yemas de los huevos.
Ponemos al fuego una cazuela amplia con agua, colocamos encima un cuenco o si no se dispone de él ponemos otra cazuela más pequeña. Echamos la leche, la mitad del azúcar, la mantequilla y los quesos, con un batidor vamos removiendo hasta que todo esté bien deshecho y quede una crema suave, vamos incorporando las yemas de una en una sin dejar de mezclar, añadimos la harina mezclando bien. Sacamos el cuenco del baño maría añadimos la vainilla y dejamos reposar para que se enfríe.
Montamos las claras con el cremor tártaro y el resto del azúcar hasta que estén bien firmes.
Le echamos un tercio de las claras a la crema, removemos bien con el batidor y seguidamente lo añadimos al cuenco de las claras batidas con movimientos envolventes para que no se bajen. Una vez no queden grumos lo echamos sobre el molde.
Colocamos una bandeja de horno con dos dedos de agua caliente, ponemos dentro el molde con la crema, horneamos durante 50 minutos. Apagamos el fuego, dejamos la bandeja dentro con la puerta un poquito abierta durante 20 minutos, Sacamos la tarta, la desmoldamos y la invertimos sobre una rejilla. Como he visto que estaba muy tierna la base, la he dejado dentro del horno apagado unos 10 minutos más, así ha quedado más consistente para manipularla.
Se puede espolvorear con azúcar glas por encima porque no es muy dulce, pero a nosotros nos ha gustado así. Es deliciosa.
Fuente Aquí y aquí